la poca represion del ello.

Por alguna razón todos pasamos por esta situación desagradable. Empezamos a experimentarlo en los primeros años de edad cuando todavía parece que somos lo suficientemente boludos como para confundir a las personas….el eterno “mamááá puedo ir al baño” en medio de una clase de primer grado, mientras la seño nos mira como diciendo “a ver pendejo boludo cuando te vas a dar cuenta que no soy tu mamá, ni quisiera serlo”. Así vamos incursionando en situaciones mas penosas y que no sabemos como salir.
Ni hablar de las personas que antes de decir tu nombre llaman a tus tías, mamá, abuela, primas, amigas, hasta por que no tu abuelo o tío (estas en problemas si ya te confunden con alguien del otro sexo). Que los lleva a acordarse de todo el mundo antes que de vos….yo iría considerando en ignorar a esa persona que no te tiene en cuenta.
También con el tiempo desarrollamos la maldita capacidad de decirle el nombre del otro u otra a la pareja actual. Para que!? Las caras no son normales y tratas de asociar la primer palabra que se te venga a la cabeza que rime con lo que acabas de decir, pero no!...ya es tarde, la otra persona indignadísima y vos preguntándote por qué corno viniste a acordarte de justo ese en ese momento!.
Una vez alguien dejo una frase para la historia…..ante el enojo porque otra persona se enfermaba sus palabras concluyeron en “sale desabrigado y después se coja”……no se que tipo de relación mental habrá hecho para relacionar quejarse con bueno ya sabemos.
En fin, el tema acá es que los actos fallidos pueden crear situaciones extremadamente incomodas y donde lo que menos decimos es tragame tierra. Aunque a veces funcionan al revés y las cosas parecen funcionar…